lunedì 1 novembre 2010

Risotto exprés


Mi madre, como todas las madres trabajadoras, tenía que hacer malabarismos a la hora de la comida; esto te suele pasar si entras en casa en el mismo momento de tu dos hijos hambrientos que te piden a gritos: “Mamáaaa!! Qué comemos??”

Bueno, la solución exprés de mi madre no era la pasta (que tarda muy poco), no.

Tampoco un sándwich (era siempre una mamá italiana, vaya).

Era el risotto!

Claro, esto no hubiera sido posible sin su fiel aliado en las batallas de la cocina: una olla express (en concreto una Lagostina).

Entraba en la cocina, sacaba las verduras (solía hacerlo con pimientos) de la nevera. En dos segundos todo estaba recortado. Sacaba la olla del mueble, el arroz, el agua y piff! en otros dos segundos la misteriosa olla estaba haciendo su trabajo.

Luego desaparecía en su habitación (mi madre, no la olla) para respirar, quitarse el cansancio de una mañana de estudiantes animados; a mi hermano y a mí nos tocaba poner la mesa y bajar el fuego en el momento del silbado.

Volvía a entrar en la cocina, apagaba el fuego, apagaba la campana (“por favor quitadme todos los ruidos”), y tiempo 15 minutos desde su ingreso en casa, los tres estábamos comiendo nuestro risotto.

Luego la hija creció, y le tocó el papel de responsable de la comida en casa. A mí también me encantaba hacer risotto, pero en la manera tradicional. La olla exprés era algo que respetaba, pero no quería tener relación con ella.

y esta mala relación seguí durando: desde que me fui de la casa de mis padres no se me ocurrió nunca comprarla.

Parece que el rumbo ahora haya cambiado. Será que después de años luchando contra el tiempo a la vuelta del trabajo he decidido que no tenía sentido no rendirse a algo que liberó ya bastante mujeres de las generaciones pasadas.

Ha entrado en casa una WMF. Es tanto tecnológica que da miedo. No silba, lanza señales acústicos con un timer. Bip, bip, bip. Cada vez pienso que vaya a despegar.

Se me ha dado por experimentar TODO allí adentro.

Esto no quita que si me sale el antojo de risotto tradicional vuelva al antigua cacerola de barro.

Solo una nota sobre el risotto en la olla exprés: está riquísimo, solo es un poquito diferente; los granos son mas compactos, separados, porqué sueltan menos almidón.



Risotto ai funghi porcini


Qué:

1 taza (200 g) de arroz para risotto

2 tazas de agua caliente

½ taza de vino blanco

2 setas medianas boletus

½ cebolla

1 diente de ajo

Aceite EVO

Cubito de avecrem

Mantequilla

Parmesano

Perjil picado


Como:

Limpiar las setas y cortarlas en lonchitas.

Cortar la cebolla y el ajo muy finos y sofreírlos con un poco de aceite en la olla.

Añadir el arroz y esperar unos instantes a que se tueste, o sea que esté bien dorado, y luego añadir el vino de golpe. Añadir las setas cortadas. Echar el agua (en que habéis más o menos disuelto el cubo de avecrem) en la siguiente proporción: dos medidas por una de arroz.

Cerrar la olla con la tapa, y con el fuego a la máxima potencia esperar a que silbe, luego bajar al mínimo y cocer por 6 minutos (esto claro, según la olla).

Apagar y poner la olla bajo un chorro de agua fría; después abrir la válvula para sacar el vapor y abrirla. Este procedimiento es para que se quede más jugoso el arroz.

Añadir una cucharada de mantequilla, un poco de parmesano rallado y el perejil picado, remover y dejar reposar dos minutos antes de comer.


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